lunes, 5 de septiembre de 2011

I am found

La, la. La ventana me muestra oscuridad

La, la, que ha llegado a pasar, desde que me senté la hora no me ha dejado en paz

¿Y por qué? ¿Por qué será? ¿Por qué qué? ¿Por qué es que no importa cuánto me lo diga dejo pasar el tiempo como pasa un día y el día que pasa como la clara de un huevo recién puesto en la parrilla?

Pero nunca he cocinado un huevo en una parrilla, ni siquiera he cocinado en una parrilla

Ni siquiera es “parrilla” una palabra que por sus cualidades líricas elija, sino porque rima, muy bien y rima, repetidamente.

Es un gozo peculiar, ver la noche nacer sabiendo que al morir se repite el proceso

No, no. La verdad no lo es. Es poco placer que se realicen mis profecías y más aún que se ciclen en sí mismas. A las 8 de la noche empieza la lluvia de “Deberías” No me sirven mucho pues.

LA! ¡Debería haber trabajado más! ¡deberia haber batido el sinovial! ¡debería haber dejado los poemas y estudiar la cavidad del temporal! O irme a bañar.

Muchas cosas he sido y muchas cosas soy, pero no soy quien se priva de criticarse con razón por haber bailado con palabras, bailando un poco más con ellas.

Pero yo me gozo, sí. Mi Dios me comprende pero, mala suerte, no me disculpa. Se da una palmada pero no me excomulga.

¿Qué me queda? Nada me queda. Llegó el momento de cerrar mi procesador de palabras. Por hoy digo adiós, por hoy digo ‘buenas noches’ a las palabras con que bailé esta noche. Nos dimos vueltas, nos despedimos, Por lo que queda no habrá más bailes ni más música.

No hay compás que seguir, las hermosas se quitan sus tacones y guardan sus faldones. La noche se acabó. Se cierra el bar. La gente sale, pues a la hora de dormir es cuando deben despertar.

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