domingo, 4 de septiembre de 2011

El placer de disentir

Olvida por favor todo lo que te había dicho respecto al aspecto de mi blog pues he vuelto a cambiar de opinión, una vez mas. Había olvidado que de verdad me gusta la oscuridad y que para este ánimo que tengo el color azul oscuro es muy bueno.

Ya se que no he estado aqui y que ha pasado mucho tiempo. Lo malo de esto es que hay muchas cosas que contar y que no podría encontrar el tiempo ni la disposición apropiados para contar todas estas cosas. Por eso a veces cuando me preguntan cómo me fue en el VEM, o cómo me está yendo en medicina... Pff... Esas cosas para mí no caben en el espacio de una conversación casual. Fueron, han sido experiencias tan ricas y tan complejas que no puedo menos que quedarme sin aire cuando alguien me pregunta al respecto. Siempre pienso: "¿Es en serio? ¿De verdad quieres que te cuent...? No, no hay tiempo" Y les respondo con un universal "Súper bien!!" Que no es una mentira pero que se queda muy corto comparado con el recuento épico que le haría justicia a ambas experiencias. El problema es que la gente suele querer la versión corta y pues yo se las doy.

Están pasando muchas cosas ahorita que nunca me habían pasado, cambiaron situaciones, se me abrieron puertas y se me están empezando a cerrar otras. Abrí los ojos a algunas realidades muy importantes. Y todo esto me está pasando nada más por crecer un añito, no quiero verme en dos años más...

En fin, entrar a medicina me ha dado una perspectiva muy muy MUY muy... ¿paciente? de las cosas. ¿Por qué? Pues por el hecho de que tengo que pensar en mi vida en términos de los siguientes 5 o 7 años, en lugar de los siguientes 4 o 4 y medio, porque se me concederá ser universitaria por más tiempo que la persona normal y mi emancipación tardará bastante más en concretarse, no es que tenga prisa por que llegue de todas formas.

Estoy en una carrera de responsabilidad, de gente grande, de células, de organelos, de utilizar terminología que Word reconoce como error (como autoflebotomia y cardiorrexia), es una carrera de tiempo completo, aunque tal norma no la siga al pie de la letra. Esta carrera es un reto y no se me ocurre otra razón para haber entrado que porque me gustan los retos silenciosos, aquellos en los que no hay medalla al final sino solo el placer, el gozo de sentir que hiciste algo muy difícil que la mayoría de la gente no se atreve a hacer. Soy una enferma. La medicina merece respeto y ser tomada con seriedad, pero soy de primero, ingenua e irresponsable. Perdóname.

Hablo así porque todavía pienso que si hubiera tenido la oportunidad de estudiar algo relacionado con letras, con historia, con idiomas, con música, con formas de pensar y de actuar, lo hubiera hecho. No estaba 100% convencida de medicina y todavía no lo estoy. Probablemente no lo estaré sino hasta que termine la carrera y encuentre que de verdad tengo gran pasión por ella. Pero por lo pronto me siento un poco como una esposa obligada de la medicina y amante prohibida de las humanidades. La palabra "obligada" es demasiado fuerte. Me gusta la medicina... Mais, you know.

Por otro lado, después del VEM me fue confirmado por Dios que me ama tanto, que el quiere que viva en comunidad. A través de lecturas que sentí mías, a través de testimonios de hermanos que conocí allá, a través de varias experiencias que fueron llamándome a perseverar en este camino, aquí donde estoy. Porque este en verdad es mi lugar, no sé por qué Dios me quiere aquí, la verdad no. Pero por el momento no me importa. Por el momento solo quiero estar aquí y vivir mi tiempo en la EDE, que es mi casa fuera de casa, y pocas veces he dicho algo tan cierto como esto. Sé bien que yo tengo faltas y defectos, también la EDE, también Verbum Dei, también mi familia, la iglesia, etc. Pero he resuelto AMAR estas cosas a pesar de todo porque lo que me aportan compensa al mil los inconvenientes que yo les pueda encontrar. Y lo que me aportan es Dios. Dios, Dios, Dios. Dios, mi Señor.

Y he ahí que no estoy ciega, no es que no sea capaz de entender los errores de esta iglesia, de este estilo de vida. No, sí los veo y los he llegado a sentir. Es sólo que hay alguien mucho más grande que todo eso y alguien a quien no me alcanzan ni me alcanzarán nunca las palabras para honrar, ni agradecer. Lo amo. Y con El me quiero quedar a pesar de todo.

Por cierto, Camila no existe. Era un pobre intento de darle lucimiento literario a este blog, usando esa técnica que se llama "carta a un amigo", utilizada por Ana Frank por ejemplo. Aunque la verdad eso no tiene sentido, si yo tuviera un amigo imaginario no lo llamaría Camila.

Por fin, me referiré al nombre de la entrada. Me gusta no estar de acuerdo con alguien y tener argumentos y valor para defender mis ideas. Es lo más cerca que he llegado y que llegaré (espero) a estar en una batalla. Por hoy será todo.

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